Día 1
La palabra augural es la esfera devastada en el hábito último del cuerpo fatigado, hambre en las entrañas cristalinas que contaminan en lluvia de sol el ojo taciturno; porque este es el tiempo mismo en que el papel es mordido por los rumores del exceso, el fruto en la caída de los cuerpos es condenado hacia el equinoccio del soberano pliegue de formas y fisuras.
Avanzan en fiesta estival, la estirpe que agrupa infortuna y que en pájaros espectrales crean el todo errante de las pupilas del cortejo fúnebre.
Día 2
Dibujo sobre la caída del superhombre un verso que en la bruma de la noche pretende alimentar la clandestinidad del sudor del desaliento, creando el apéndice gangrenoso que me precipita a la acción de la fracción irresoluta de la balada oculta de la escritura.
Dibujo sobre la caída del superhombre un verso que en la bruma de la noche pretende alimentar la clandestinidad del sudor del desaliento, creando el apéndice gangrenoso que me precipita a la acción de la fracción irresoluta de la balada oculta de la escritura.
La habitual virulencia existencial, demuestran la construcción nefasta que determina una simbología que limitan a la especie a la sempiterna hoja del olvido sepulcral.
La pluma tiene el don de lágrimas y despojos de la degradación de nuestras máscaras y horas más seguras, fortificando agónico la apariencia de nombres que suscritos en los desaires del órgano persecutorio ornamenta el aguaje y la escisión de acentos clandestinos.
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